En Buena suerte, Peter Parker, reciente libro de Rafael Robles (Lima, 1982), aparece un poema bastante curioso titulado “Antonio Cisneros”. Entre otros versos, podemos leer: “Alguna noche el buen Toñito me saludará cuando esté sobrio” y “yo lo quiero mucho aunque él no me salude sin cerveza en los zapatos”.
Hace poco apareció una entrevista del diario La Primera, en la que Robles habla del humor en su libro (“Yo empleo el humor como una forma de suavizar y parodiar lo doloroso”) y del autor de Canto ceremonial contra un oso hormiguero (“A mí me afectó mucho leer la poesía de Cisneros, revisar cosas de él en algunos libros del colegio, y luego verlo borracho en Miraflores, que es cuando hemos hablado, porque sobrio nunca me ha saludado ni dirigido la palabra”). Hace unos días, en Vano oficio, Robles dijo que en aquella oportunidad Cisneros se dedicó a comportarse como un patán y a mirar lascivamente a sus amigas. A favor del maestro Cisneros podemos decir que Robles no ha dado detalles de sus jóvenes acompañantes. A lo mejor más de uno pudo haber consumado esa desmedida contemplación.
Al final de la entrevista, Robles hace una última confidencia. Cuando su libro estaba terminado, quiso pedirle un texto para la contratapa a su admirado Enrique Verástegui, pero acabó desistiendo al enterarse de que Verástegui "para eso cobra en plata y trago”.
1 comentario:
todos a estas alturas deben saber que cisneros es un patán. sus riñas y envidias con watanabe. su narizota risueña y criticona. el poeta antiestablishment que compra en el jockey plaza. y claro ahora viejo solo le queda mirar y mirar y fantasear. viejo aguafiestas.
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