martes, agosto 29, 2006

Gregorio Martínez sobre Lima bizarra

El último artículo de Gregorio Martínez en Perú 21 comenta los incidentes de plagio que han tenido Alfredo Bryce y Rafo León en semanas recientes. Sobre el primero, Martínez exige las pruebas fehacientes a Herbert Morote, quien acusó a Bryce de copiar párrafos enteros de su libro inédito en un artículo publicado en El Comercio.
Con Rafo León, en cambio, el tono es más severo. Dice Martínez: “Muy distinto cariz posee el caso de Rafo León. En cuanto autor, pide disculpas y arguye ‘haber plagiado por descuido’. Tal frase, más que aporía, resulta una cantinflada. Sería plausible si el quiebre expresivo hubiera sido intencional, en su línea de humor. Pero no, Rafo León lo dijo en serio, con cara de agobiado editor sin brújula que se apoya demasiado en asistentes”.
En una entrevista de Cecilia Valenzuela en el programa La ventana indiscreta, León declaró: “Yo no sé cuál sea el alcance legal de la palabra plagio, me imagino que en la legislación del Indecopi lo que ha ocurrido acá podría caber en esa categoría. Sin embargo, en una acepción coloquial, plagio suena a algo quizá más aparatoso o complejo. Plagio es lo que le hicieron a Nicolás Yerovi con una novela, o lo que hizo un abogado hace un año cuando se levantó un editorial completo de Tomás Eloy Martínez y lo publicó con su nombre en un diario”.
Sobre esto, Martínez dice: “Quiere decir que después de pasar por la Universidad Católica y por estudios de ciencias sociales, Rafo León ignora que plagio equivale a asalto y robo, a secuestro, a apropiación del trabajo ajeno. Ese es el alcance legal y semántico de la palabra”.
Según León, elaboró algunos de sus textos basándose en las notas de un investigador asistente, Marco Avilés, que “completaba los recorridos que yo no podía hacer y me pasaba sus propias notas”. Avilés, además, buscaba información ya publicada, la remitía a León con los datos sobre el autor y la fecha, y él le daba forma hasta obtener la crónica final.
El autor de Canto de sirena es mucho más riguroso cuando se refiere a este método de trabajo. Señala: “En en afán de disculparse o, más bien, salvar cara, Rafo León echa mano de otro eufemismo: ‘Voltear información’. No sé quién le habrá dicho a Rafo León que voltear información es periodismo ético. Esa práctica es un mal necesario y vergonzante cuyo ejercicio jamás debería reconocerse como algo normal. Aun voltear cables es ilícito”.
Como sabemos, el autor de Lima bizarra (por cierto, el título se tomó prestado de Santiago bizarro, del chileno Sergio Paz) pidió disculpas públicas a los periodistas que fueron víctimas de su negligencia: Javier Masías, Norka Peralta, Héctor Villalobos y David Hidalgo, de quien copió hasta la bajada del artículo. Es lo mínimo que se merecen por el valor de su investigación y de sus datos obtenidos. Por eso es saludable que se haya colocado una fe de erratas a los ejemplares que aún quedan en librerías. De lo contrario, habría sido necesario sacarlos de circulación.
En todo caso, de lo dicho por León se desprende que escribió un conjunto de crónicas sobre lugares que no ha visitado y que no revisa la edición de sus propios libros. También habría que recordarle al autor que en español el término “bizarro” no significa “raro”, como aparentemente supone. Según la Real Academia Española, el adjetivo tiene dos acepciones:
bizarro, rra.
(De it. bizzarro, iracundo).
1. adj. Valiente (esforzado).
2. adj. Generoso, lucido, espléndido.

martes, agosto 22, 2006

Los libros de la década

Por su décimo aniversario, la revista Letralia, dirigida por Jorge Gómez Jiménez, está organizando una encuesta para elegir a los mejores libros en español publicados entre 1996 y 2006. Los lectores solo pueden escoger una obra (no se especifica si puede ser cuento, ensayo, novela, poesía o reportaje) y tienen plazo hasta el 18 de septiembre. Los resultados aparecerán el 2 de octubre en la edición 150 de Letralia.
Mi voto fue para La fiesta del Chivo (2000), la genial novela de Mario Vargas Llosa sobre la dictadura de Trujillo en República Dominicana. Estuve muy tentado de votar por Los detectives salvajes (1998) de Roberto Bolaño, y también por El anatomista (1997) de Federico Andahazi, Plenilunio (1997) de Antonio Muñoz Molina, Corazón tan blanco (1999) de Javier Marías y El vuelo de la reina (2002) de Tomás Eloy Martínez. No he leído dos libros que tienen muy buenos comentarios: En busca de Klingsor (1999) de Jorge Volpi y El testigo (2004) de Juan Villoro.
Espero que los lectores de este blog tengan otras opiniones. Se admiten sugerencias.

sábado, agosto 19, 2006

Nueva novela de Fernando Ampuero

En las próximas semanas aparecerá una nueva nouvelle de Fernando Ampuero en editorial Planeta. El título, Puta linda, es provocativo por donde se le mire y, según lo que averiguaron los reporteros de este blog, es la historia de una limeña libertina en tiempos actuales, probablemente una suerte de niña mala vargasllosiana. En todo caso, el nombrecito recuerda a Muñequita linda de Ninapayta y a Memoria de mis putas tristes de García Márquez.
Como sabemos, Planeta tiene en lista de espera a los cuentos completos y Prosas apátridas de Julio Ramón Ribeyro, que aparentemente verán la luz este año.

martes, agosto 15, 2006

Los 50 mejores sitios web del mundo

La revista Times ha elegido a los 50 mejores sitios web del mundo, basándose en opiniones de sus lectores y en sus propios descubrimientos durante incontables horas de navegación. Los portales están divididos en siete categorías. En Entretenimiento, Artes y Media aparece el ya famoso YouTube con miles de vídeoclips, la radio en línea Pandora, la página de Sundance y sobre todo el rock clásico de Wolfgang's Vault.
En Noticias e Información destaca The Human Clock, conocido por entregar una foto por minuto. En la categoría Perder el Tiempo se menciona a Shockwave (con juegos gratuitos), Jackson Pollock (un lugar increíble para pintar como el maestro) y Number Logic (si se desea sufrir con el Sudoku y otros juegos matemáticos).
Se extraña al Google, pero en su lugar aparecen Snap y Pixsy, un excelente buscador de imágenes.
La lista completa puede verse haciendo clic aquí.

viernes, agosto 11, 2006

Los misterios de La Ópera

A principios de año se publicó en México un libro muy curioso: Los misterios de La Ópera. El autor, que firma con el seudónimo de Emmanuel Matta, es un total desconocido. Según la editorial Plaza y Janés, Matta nació en Michoacán en 1904 y, a pesar de su edad centenaria, seguirá publicando en el futuro.
Desde la aparición del libro surgieron muchas especulaciones acerca de la verdadera identidad del autor. Los primeros indicios señalaban a un autor mexicano, pues las acciones de misterio y asesinatos transcurren en el D.F., específicamente en el bar La Ópera. El mayor sospechoso, sin embargo, fue Gabriel García Márquez, quien no es mexicano pero vive desde hace varios años en el D.F. y fue o sigue siendo un habitual visitante del bar. García Márquez nunca negó la vinculación y hay quien piensa todavía que es el autor de la obra.
La editorial, por su parte, también contribuyó a fomentar el enigma. Uno de los directivos de Plaza y Janés afirmó: “No es Germán Dehesa, ni Carlos Fuentes, ni Pitol. La respuesta está en las páginas del libro, en el estilo. Quien sea realmente observador sabrá quién es el autor”.
El blog Mi Tiempo Libro cumplió un papel parecido. Desde febrero, el autor de la página, un tal K., se presentó como un trabajador de Random House Mondadori que relata las peripecias editoriales de Los misterios de La Ópera desde que descubre casualmente el manuscrito en el escritorio de su jefa.
Pues bien, luego de un estudio auspiciado por el diario Milenio, a cargo de Enrique Hernández, doctor en Estadística de la UNAM, se ha concluido que el autor real es nada menos que Carlos Fuentes, con un 95 por ciento de probabilidad. Hernández sometió al texto a tres pruebas aparentemente irrebatibles: la primera fue creada por el lingüista alemán George Zipf, la segunda mide el índice de repetición de palabras y la última establece la cantidad de información de los párrafos.
Milenio publica hoy estas declaraciones de Pedro Huerta, director de Random House Mondadori en México: “El análisis hecho es más que sólido (...). La intención de Emmanuel Matta fue causar un poco de movimiento en el mundo editorial”. Pero, de todos modos, Huerta no confirmó ni negó el resultado del estudio.
Carlos Fuentes no ha dicho ni pío. Esperemos a ver qué sucede.

lunes, agosto 07, 2006

Ferias

Un reciente post de mi amigo Augusto Effio dice con acierto: “Nuestras ferias de libro no son necesariamente los mejores lugares para ‘comprar’ libros. Por lo regular, los precios son igual de astronómicos que el resto del año y las ofertas y los buenos títulos se ponen de acuerdo para escasear (en el colmo del sin sentido, Planeta no trajo ningún libro de Jorge Volpi, siendo el escritor mexicano uno de los invitados de mayor trascendencia)”.
Absolutamente de acuerdo. A decir verdad, las mejores ofertas de libros en Lima las va encontrando uno casi por azar. Hace cosa de un mes, el mismo Augusto me pasó la voz de un remate inusitado: el supermercado Wong de Plaza San Miguel vendía a diez soles el excelente Infierno Grande, de Guillermo Martínez, que terminé de leer este fin de semana. Y en junio, el fabuloso remate de Época del óvalo Gutiérrez me deparó Los boys, de Junot Díaz (en la foto), en preciosa edición de Mondadori, a diez soles, seis veces menos de su precio real.
Diez años atrás el paradero obligado era la avenida Grau. La feria de Grau era sensacional, porque los libreros tenían en sus manos verdaderas joyas, entre ediciones príncipe, tomos inubicables y sobre todo libros carísimos a precio de ganga. Para poner por caso, Historia de un deicidio, que no volvió a publicarse luego de la famosa pelea con García Márquez sino hasta hace unos meses, lo encontré a cuatro soles. Me pareció tan maravillosamente barato que recuerdo haber pedido una rebaja para completar tan excelente jornada.
Ahora los libreros han sido reubicados en las riberas del río Rímac, junto a un bello puente del siglo XIX recién refaccionado: el José Balta. En París también son famosos los libreros de viejo en los puentes sobre el Sena. Claro, el Sena no es el Rímac, pero eso no es lo peor. En la actualidad los vendedores tienen más experiencia y más artimañas. De todos modos los precios son cómodos, pero el comprador ya no sale tan emocionado como antes. De vez en cuando, eso sí, he cargado con algún trofeo de guerra como No soy Stiller, de Max Frisch, que hallé a un sol, confundido entre novelas de Agatha Christie y ediciones antiguas de Caretas. O como El mundo según Garp, de John Irving, que me costó cuatro soles (con rebaja, obviamente). Creo que fue allí o en la feria Ricardo Palma que hallé los cuentos completos de Ernest Hemingway, a cinco soles, en esa popular colección Summa Literaria de Seix Barral, con tapa dura pero horrible papel.
Una mañana del año pasado, motivado por los comentarios que había escuchado del precio de frutas y carnes, fui por primera vez a Minka, en la avenida Argentina. Pensaba llenar el refrigerador, pero terminé descubriendo un remate en la librería La Familia del centro comercial. Entre otros libros, conseguí El periodista deportivo, la estupenda novela de Richard Ford, a treinta soles, la cuarta parte de su precio. El refrigerador continuó igual de vacío, pero mi librero resultó gratamente beneficiado.
Menciono como colofón a la colección Perú Lee, del Fondo Editorial Cultura Peruana, que cuenta con títulos indispensables como En los extramuros del mundo de Enrique Verástegui, Tradiciones en salsa verde de Ricardo Palma, Mi corbata y otros cuentos de Manuel Beingolea o Poesía peruana vanguardista de Ricardo González Vigil; todos a un sol.

martes, agosto 01, 2006

Carátulas

Las carátulas de Editorial San Marcos no tienen fama de ser precisamente unas obras de arte. Por eso verlas todas juntas en la última feria del libro fue un verdadero espectáculo. Recuerdo especialmente las portadas de La noche del murciélago de Óscar Araujo (no se pierdan el dibujo del "temible" vampiro), Cazador de gringas y otros cuentos de Mario Guevara, Los aniquiladores de Víctor Andrés Ponce y Tierra de pishtacos de Dante Castro, que engalana este breve post y que sin duda mereció mejor diseño.
Editorial San Marcos, no está de más precisarlo, cuenta en su catálogo con títulos tan atractivos (y de carátulas mejor diseñadas) como Rosa Cuchillo de Óscar Colchado, El goce de la piel de Oswaldo Reynoso y Pálido, pero sereno de Carlos Eduardo Zavaleta.