lunes, octubre 09, 2006

Entrevista a Thays en El Mercurio

Ayer en el diario El Mercurio apareció una entrevista a Iván Thays, con motivo de la presentación de la antología Pasajeros perdurables en la Feria de Santiago que se inaugura este 24 de octubre.
Copio dos respuestas interesantes:
Pasajeros perdurables habla más del exilio que de viajes turísticos o de negocios. ¿Es necesario irse de Perú para ser escritor?
Creo que el exilio es un tema vital en la literatura peruana, que no solo está presente en la mayoría de los escritores interesantes, sino que muchos de ellos cuando hablan de ese tema alcanzan su mayor intensidad. Por ejemplo, en los cuentos de Ribeyro o de Cueto la anécdota podría ocurrir en el Perú perfectamente, pero al suceder en el extranjero uno presiente que el tema es más dramático porque pone énfasis en la soledad del exiliado, en la necesidad de compartir con los iguales algo que no se puede expresar con palabras. Sin embargo, no todos los escritores peruanos trascendentes vivieron en el exilio. Arguedas no lo hizo.
¿Son Vargas Llosa y Bryce Echenique unas sombras enormes para los autores jóvenes?
La influencia de Vargas Llosa sólo puede haber sido una sombra para sus contemporáneos. Pero la mayoría de los escritores que hemos venido después recibimos su influencia más como una inspiración. Probablemente, por su manera de ser y por la trabajada estructura de sus obras, su imagen es la de un escritor que se ha hecho a sí mismo y no la de un "genio" que brotó por generación espontánea. La admiración que se tiene por Bryce es mucho menos distante, más confianzuda, si la comparamos con la que se siente por Vargas Llosa. En cuanto a su influencia, creo que su sentido del humor ha dejado una huella claramente identificable en nuestra narrativa.
El texto completo aparece en el primer comentario de este post.

2 comentarios:

Juan Carlos Bondy dijo...

ENTREVISTA A IVAN THAYS
El hombre de los múltiples oficios

Álvaro Matus

El escritor, crítico, conductor de televisión y dueño de un comentado blog visitará nuestro país como parte de la delegación peruana invitada a la Feria del Libro de Santiago. Aquí entrega sus opiniones acerca de la narrativa latinoamericana y de una antología que acaba de realizar.

La primera imagen que surge es la del pulpo que puede tocar todos los instrumentos de la orquesta al mismo tiempo. Los tentáculos, que alcanzan los diez o doce metros, se convierten necesariamente en una exhibición sorprendente de flexibilidad, coordinación, energía. De lo contrario, no se entiende cómo Iván Thays (Perú, 1968) puede publicar cuentos y novelas, dirigir una escuela de literatura, ejercer como crítico de la revista Caretas, conducir un programa de televisión sobre libros, mantener uno de los blogs literarios más actualizados del continente y, por si fuera poco, trabajar de riguroso terno y corbata en una institución ligada al sector energético. Este último trabajo, sin duda el más burocrático, es el que le da un ingreso estable. En buenas cuentas, el que permite que la orquesta de Thays siga tocando.

Como autor de ficciones, este hombre de múltiples oficios va camino a convertirse en el "secreto mejor guardado" de la literatura peruana. Las fotografías de Frances Farmer (1992), Escena de caza (1995) y El viaje interior (1999) fueron publicados por editoriales peruanas de escasa presencia en el extranejro. Ni siquiera su última novela, La disciplina de la vanidad (2000), ha traspasado las fronteras de su país, a pesar de resultar finalista del Premio Rómulo Gallegos.

El oficio de crítico le ha granjeado más enemigos de los que quisiera. En una polémica reciente, se lo acusó de formar parte de una "mafia" creada con el fin de evitar que aparezcan en los medios los escritores andinos o "incómodos para la burguesía". Al respecto, Thays es tan enfático como lacónico: "Tonterías". Críticas negativas han recibido, por lo demás, autores tan sonados como Santiago Roncagliolo. De la premiada Abril rojo, Thays concluye que tiene un "desenlace efectista que se contradice con las pistas planteadas a lo largo de la novela". Su blog, titulado Moleskine Literario, puede considerarse una efectiva agencia de noticias literarias. O en un faro de la nueva narrativa continental. Allí están enlazados textos de diferentes medios, además de sus propias críticas a libros y también a películas, como la demoledora opinión que emitió sobre "En la cama", el debut del chileno Matías Bize: "Todo es ornamentación, arreglo, decoración, fingimiento".

A nuestro país llegará con su mirada panóptica de la literatura continental y una antología de narradores peruanos bajo el brazo: Pasajeros perdurables. Historias de escritores viajeros (Seix Barral). Thays reunió cuentos de Julio Ramón Ribeyro, Bryce Echenique y Alonso Cueto, entre los más conocidos, y de Roncagliolo, Rosana Díaz y Miguel Ildefonso entre los representantes de la nueva hornada.

- "Pasajeros perdurables" habla más del exilio que de viajes turísticos o de negocios. ¿Es necesario irse de Perú para ser escritor?

- Creo que el exilio es un tema vital en la literatura peruana, que no solo está presente en la mayoría de los escritores interesantes, sino que muchos de ellos cuando hablan de ese tema alcanzan su mayor intensidad. Por ejemplo, en los cuentos de Ribeyro o de Cueto la anécdota podría ocurrir en el Perú perfectamente, pero al suceder en el extranjero uno presiente que el tema es más dramático porque pone énfasis en la soledad del exiliado, en la necesidad de compartir con los iguales algo que no se puede expresar con palabras. Sin embargo, no todos los escritores peruanos trascendentes vivieron en el exilio. Arguedas no lo hizo.

- ¿Son Vargas Llosa y Bryce Echenique unas sombras enormes para los autores jóvenes?

- La influencia de Vargas Llosa sólo puede haber sido una sombra para sus contemporáneos. Pero la mayoría de los escritores que hemos venido después recibimos su influencia más como una inspiración. Probablemente, por su manera de ser y por la trabajada estructura de sus obras, su imagen es la de un escritor que se ha hecho a sí mismo y no la de un "genio" que brotó por generación espontánea. La admiración que se tiene por Bryce es mucho menos distante, más confianzuda, si la comparamos con la que se siente por Vargas Llosa. En cuanto a su influencia, creo que su sentido del humor ha dejado una huella claramente identificable en nuestra narrativa.

- ¿Ves alguna tendencia en la narrativa post boom?

- Hay puntos comunes entre ciertos autores, pero también muchas divergencias. ¿Hay escritores más distintos entre sí que Bellatin, Villoro y Rey Rosa? Y si luego agrego Alan Pauls, Mayra Santos y Rolando Sánchez Mejías, la cosa se torna aún más compleja. Creo que un análisis serio tendría que enfatizar en esa diversidad de estilos, en esa dispersión de obras muy distintas que han permitido "descubrir" autores muy singulares que antes habían pasado desapercibidos. Saer, Piglia, Pitol, Glantz, Eltit, Vallejo o Aira parecen hoy fundamentales para desechar la idea de la literatura como algo rígido, unidireccional, o en general de que exista algo parecido a un "canon" estricto.

- Además de Diamela Eltit, ¿qué autores chilenos te atraen?

- A Bolaño y Lemebel los considero extraordinarios, de una enormísima influencia actualmente. Con Fuguet me pasó algo curioso: como me pasé mi adolescencia encerrado en una habitación temiéndole a la gente, cuando lo leí por primera vez no entendía su mundo McOndiano, de amigos que comparten el walkman y pasean por malls, y por eso leí sus novelas como si sucedieran en un mundo alucinante, verosímil solo en su obra. Hay que leerlo sin el prejuicio McOndo, que por lo demás él inventó para protegerse, porque estoy seguro de que en el fondo es más tímido que yo. De los más recientes hay tres que me deslumbran por sus distintos modos de escapar del costumbrismo: Andrea Jeftanovic, Alejandra Costamagna y Alejandro Zambra, una triple A.

Anónimo dijo...

Tan enterado blog debería estar en una posición mucho más expectante. felicitaciones, Juan Carlos.