lunes, noviembre 21, 2005

El arte de dedicar libros


La dedicatoria de un libro es probablemente la forma más sublime de honrar a una persona. Es decirle a alguien: “Te agradezco por alentarme, por ser mi amigo, por parecerte a mí o por ser el amor de mi vida”. Marguerite Yourcenar, explicando los motivos por los que no había dedicado a nadie sus Memorias de Adriano, dijo que para ella era una suerte de indecencia colocar una dedicatoria personal al frente de un libro en el que pretendía pasar inadvertida. Sin embargo, sostuvo que siempre existirá un compañero, un cómplice, siquiera en el trasfondo, en la aventura de un libro bien llevado o en la vida de un escritor.
Por ese motivo es para mí todo un misterio que novelas tan monumentales como Luz de agosto o Ulises carezcan de un agradecimiento. Por ejemplo, ¿por qué Hemingway no dedicó Adiós a las armas a su enfermera Agnes von Kurowsky? La dedicatoria en ese caso era tan obvia como la que colocó García Márquez al inicio de El general en su laberinto: “Para Álvaro Mutis, que me regaló la idea de escribir este libro”.
Salvo que alguien me asegure lo contrario, sostengo que los latinoamericanos se distinguen claramente como los grandes “dedicadores” de la literatura. La mejor dedicatoria que he leído en mi vida la escribió Alfredo Bryce en La última mudanza de Felipe Carrillo: “A Luis León Rupp, a quien siempre recibo en mi casa con una etiqueta negra en el whisky y el corazón en la mano”. Otra de Bryce que me parece estupenda está en La vida exagerada de Martín Romaña: “A Sylvie Lafaye de Micheaux, porque es cierto que uno escribe para que lo quieran más”. La última que cito de Bryce se encuentra en Permiso para vivir: “Dijo el sabio Borges, que más sabía por viejo y sabía más todavía por diablo: ‘Como todos los actos del universo, la dedicatoria de un libro es un acto mágico. También cabría definirla como el modo más gracioso y sensible de pronunciar un nombre’. Dicho lo cual, pronuncio muy graciosa y sensiblemente tu nombre, Pilar de Vega”.
Borges tiene una dedicatoria excelente en El hacedor. Se trata de un homenaje a Leopoldo Lugones: “Mañana yo también habré muerto y se confundirán nuestros tiempos, y la cronología se perderá en un orbe de símbolos y de algún modo será justo afirmar que yo he traído este libro y que usted lo ha aceptado”.
Estas dedicatorias tampoco están nada mal:
Ernesto Sábato en El túnel: “A la amistad de Rogelio Frigeiro, que ha resistido todas las vicisitudes de las ideas”.
Juan Carlos Onetti en Juntacadáveres: “Para Susana Soca: por ser la más desnuda forma de la piedad que he conocido”.
Mario Vargas Llosa en Conversación en La Catedral: “A Luis Loayza, el borgiano de Petit Thouars, y a Abelardo Oquendo, el Delfín, con todo el cariño del sartrecillo valiente, su hermano de entonces y de todavía”.
Nuevamente Vargas Llosa en La guerra del fin del mundo: “A Euclides da Cunha en el otro mundo, y en este mundo, a Nélida Piñon”.
Gesualdo Bufalino en Perorata del apestado: “A quien lo sabe”.
Antonio Muñoz Molina (en la foto) en Plenilunio: “Para Elvira, que tenía tantas ganas de leer este libro”.
Camilo José Cela en La familia de Pascual Duarte: “Dedico esta edición a mis enemigos, que tanto me han ayudado en mi carrera”.
Guillermo Cabrera Infante en Tres tristes tigres: “A Miriam, a quien este libro debe mucho más de lo que parece”.
Cyrill Collard en Las noches salvajes: “A mis hijos que, sin duda, jamás nacerán”.
Tom Sharpe en Wilt: “A Carne Uno”.
García Márquez tiene una dedicatoria fulminante en El amor en los tiempos del cólera: “A Mercedes, por supuesto”.
Termino este post con una frase genial de Juan José Arreola escrita en Palindroma: “La dedicatoria se suprime a petición de parte”.

20 comentarios:

Daniel Flores Bueno dijo...

Me encantó este post. Creo da para un artículo, que por cierto merecería ser publicado en una revista. Saludos

Víctor Manuel dijo...

Qué hábito tan peculiar este de dedicar los escritos... Y, como en el último caso citado, me pregunto cómo se sentirán los que reciben esas dedicaciones -- para las que imagino que en la mayoría de los casos el escritor no les consultó. Porque también es una manera de que el mismo autor se rinda pleitesía decir, "Mira, te dedico estas letras", como si esas letras importaran.

Libro abierto.

Anónimo dijo...

No dejas de sorprenderme.

Anónimo dijo...

Una dedicatoria que, desde que la leí por primera vez me pareció entrañable, la de Ensayo sobre la lucidez de José Saramago:
"A Pilar, los días todos.
A Manuel Vázquez Montalbán, vivo".
Poco antes, el narrador español había muerto.

K. Whitmore dijo...

La más sincera: “A Sylvie Lafaye de Micheaux, porque es cierto que uno escribe para que lo quieran más”.

Y la que provoca más envidia: “Para Susana Roca: por ser la más desnuda forma de la piedad que he conocido”.

Juan Carlos Bondy dijo...

Javier, no menos entrañable es que Saramago dedique buena parte de sus libros a Pilar, su mujer.

Anónimo dijo...

"Salvo que alguien me asegure lo contrario, sostengo que los latinoamericanos se distinguen claramente como los grandes “dedicadores” de la literatura."

Y no es para menos, a los latinos nos encanta compartir, y que mejor que lo que creamos a partir de nuestro esfuerzo e inspiración.

Sin duda que los escritores se siente un poco más valorados si alguien le solicita una dedicatoria, y que orgullo debe ser también que un escritor de la estatura de García Márquez, Hemingway, Alfredo Bryce le dedique a uno uno de sus libros.

Sin duda un post super interesante que lo deja a uno con ganas de ser uno de esos hombres orgullosos.

Un abrazo.
Gustavo
Libros de Luz

Juan Carlos Bondy dijo...

Gustavo, se agradece.
Está chévere tu blog.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Debo decir que nunca había reparado mucho en ese noble arte de dedicar los libros...me has abierto una ventana que hasta ahora era ciega.

Anónimo dijo...

Precioso post. Aquí en Madrid, con motivo de la Feria del Libro, han lanzado esta web para dedicar libros a través de internet...

Bonita iniciativa.
www.dedicaunlibro.com

Anónimo dijo...

Antes de empezar a leer un libro por primera vez, acaricio sus lomos suave y lentamente, luego con impulsividad me voy directamente a topoarme con la dedicatoria, la leo y me quedo mirando la página imaginando quién es ella, quién es él, porqué ellos.... la importancia de ellos en el universo del escritor...

Sobretodo pienso quíen sería mi elegido si yo tuviera la oportunidad de escribir un libro, es una duda que está dentro de mi pensamiento, pues nadie cree en mi sueño ni en mi afán de escribir, a veces cuando me entrego a tal cavilación creo que nadie se merecería mi dedicatoria, y me siento mezquina.

marilozgz@hotmail.com

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Excelente informacion los libros para muchos son aburridos pero hay que encontrarles el verdadero sentido de las cosas que estan en un libro.

Internet Pharmacy dijo...

Interesante informacion sobre el arte de los libros pero yo quiero saber cual es el arte de escribir.

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Por lo general si no eres una persona que te guste leer va a ser imposible que te guste un libro pero si eres capaz de analizar a una persona puedes ves sus gustos y aqui entra el arte de dedicar libros, donde puedes convertir eso en un regalo muy apreciado!

Mae West dijo...

De José saramago en "El Viaje del Elefante": A Pilar que no dejó que me muriera.

Belkis Muñoz dijo...

¿Puede alguien expresar qué se siente cuando un escritor te dedican su libro? No lo creo; no hay palabras...

Samuel Robles dijo...

El gran escritor Panameño Rogelio Sinán (née Bernardo Domínguez Alba) dedicó así su poemario "Onda": "¿Y si no a ti, a quién, Papá?"

Después de tantos años de haber leído por primera vez esta mágica obra, esas palabras resuenan en mí cada vez que pienso en mi padre. Como escritor y compositor, rara vez dejo una obra mía sin dedicar: todo lo que hago no procede de mí, sino de aquellos que amo, la tierra que me vio nacer, mi historia personal y colectiva.

Gran post. Gracias.

Paula Valero Comín dijo...

Gracias por la información, me ha sido muy valiosa a la hora de hacer una dedicat
oria para un libro.
mil gracias

Raul dijo...

Palindroma?:Las palíndromas son palabras o frases que se leen igual de derecha a izquierda que en sentido habitual. Es conocido el ejemplo "Dábale arroz a la zorra el Abad". La raíz etimológica palin significa "de nuevo" o "repetición".

Yayi Ceverino dijo...

Hola, yo dediqué mi libro del siguiente modo: a Gustavo por amarme al mismo tiempo que yo lo hago, a Iván por su inmensa ternura y a Pablo por la palabra justa y la presencia constante" Debi leer este blog antes de hacerlo porque Gustavo dijo que su amor era mas importante que cualquier medida de tiempo, Iván me preguntó si no tenía acaso algun rasgo más masculino que elogiar que la ternura y Pablo finalizó consultándome si su presencia era demasiado asidua. Me rei mucho, el libro ya estaba editado y no había más que hacer