lunes, noviembre 17, 2008

Laura Riesco (1940-2008)


¡Los primos de Lima! Desde hace días no se habla sino de ellos. Después de haber resuelto el misterio del derecho y el revés en los zapatos y en las mangas, y de haber aguantado las manos rudas de la Paulina escarmenándole el pelo, Ximena se lleva el álbum de fotos a la banca nueva que para complacerla hace unos días han puesto en la glorieta que hay en la huerta. Del resto de la glorieta no queda sino el cascarón, maderas resquebrajadas y ásperas que han perdido casi del todo su pintura blanca y ahora solo sirven de apoyo a una enredadera de campanillas azules. Ximena busca primero la foto de su madre, aquella en la que está con un vestido raro de los que se usaban en otra época, muy corto y con el talle bajo y holgado. Lleva como única joya una cadenita ciñéndole la frente y en las manos sostiene un libro y una rosa príncipe, escándalo oscuro entre el resto claro de la foto en sepia. Está sentada allí, en los escalones blancos y firmes de aquella misma glorieta. Ximena se pierde por unos momentos de esa memoria prestada y luego pasa las hojas buscando la imagen de los primos de Lima.

(De Ximena de dos caminos, 1994)

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