viernes, marzo 30, 2007

Sin querer queriendo

Una de las mayores pruebas para considerarse fan del Chavo del Ocho es sin duda leer Sin querer queriendo, de Roberto Gómez Bolaños, un enorme libro de memorias que sobrepasa las 400 páginas. Quien piense que encontrará en este volumen una sucesión de chistes y juegos de palabras está completamente equivocado. Gómez Bolaños narra, de manera lineal, la historia de su vida desde el día de su nacimiento el 21 de febrero de 1929 hasta nuestros días. Habla de parientes, amigos de infancia, futuros colegas y datos desconocidos para sus admiradores. Cuenta que de joven fue boxeador como Don Ramón y futbolista como el Chanfle. Que se inició en la carrera cómica casi por casualidad: Gómez Bolaños era estudiante de la Facultad de Ingeniería y se había aburrido de su empleo en una fábrica de artículos de acero cuando decidió buscar trabajo en los anuncios del periódico. Así cayó en Publicidad D’Arcy, que luego de encargarle jingles para chicles Adams y otras firmas le ofreció escribir los diálogos del programa radial de Viruta y Capulina.
Naturalmente, estos detalles no fueron el gran motivo por el que compré el libro. En realidad, yo quería enterarme del pleito con Carlos Villagrán, pero sobre todo del romance con Florinda Meza, en tiempos en que Gómez Bolaños estaba casado y tenía cinco hijos.
Quico es el que peor parado sale de Sin querer queriendo. Como sabemos, Villagrán tuvo un problema legal con Gómez Bolaños cuando se separó del grupo, pues no deseaba incluir en sus espectáculos individuales la frase: “Agradecemos a Roberto Gómez Bolaños su autorización para usar el personaje de Quico, que es de su creación”. El lío continuó durante muchos años, aunque ahora parece haberse aplacado, pues Villagrán asistió a un homenaje reciente a Chespirito y al cabo de algunos inconvenientes se incluyó a Quico como personaje en la serie animada que se transmite actualmente (y que por cierto es un desastre).
El romance con Florinda, en cambio, es tratado con mucha delicadeza, por el respeto que guarda Gómez Bolaños hacia su primera mujer. Eso sí, se cuentan los detalles del primer beso y de la lenta separación con Graciela.
La prosa, aunque ágil y amena, no es precisamente bella y desafortunadamente no carente de descuidos. Por ejemplo, Gómez Bolaños usa el adjetivo “delicioso” para referirse a una gran variedad de cosas: a la ciudad de Bariloche, a su esposa Florinda, al personaje del licenciado Morales de Los Caquitos o al de la Bruja del 71. En la página 375 este error se le chispotea dos veces.
Lo inédito, por lo menos para un lector peruano, son los comentarios políticos del autor. Así como echa pestes del PRI y del Subcomandante Marcos, Gómez Bolaños inventa elogios para el presidente Fox, a quien apoyó durante su campaña presidencial.
Sobre nuestro país hay una historia muy peruana. Cuando Chespirito llegó al Perú como parte de una gira internacional, los empresarios no cumplieron con las normas de pago del contrato y el elenco decidió no viajar de Lima al Cusco. Tras superar el problema, los mexicanos no encontraron un vuelo comercial y debieron trasladarse a bordo de uno de los aviones del ejército, que, como bien explica el autor, “no se distinguen precisamente por su comodidad”. En todo caso, Gómez Bolaños olvida este percance y manifiesta su admiración por Machu Picchu y la ciudad de Iquitos, desde donde partió a través del Amazonas a un campamento en la profundidad de la selva.
Sin querer queriendo es también un recuento de todos los famosos personajes que ha conocido Gómez Bolaños: Emilio Azcárraga, Tin Tan, Capulina, Gabriel García Márquez, Maradona, Pelé y un nutrido etcétera. Un dato para los aficionados al fútbol: el autor se ufana de ser amigo de dos grandes jugadores que tuvieron éxito en México: Alex Aguinaga, el excelente mediocampista ecuatoriano, y el delantero chileno Sebastián "Chamagol" González, que celebra sus goles imitando al Chapulín Colorado o a Don Ramón.
Los dejo con una anécdota muy divertida del autor que viene a cuento:
“Mi nieto Roby, hijo de mi hijo Roberto, estaría tiempo después inscrito en una escuela de San Diego, California, donde los pequeños estudiantes debían responder varias preguntas, una de las cuales era: ‘¿Quién es tu personaje favorito’, y mi orgullo alcanzó alturas insospechadas cuando supe que Roby había respondido: ‘Mi personaje favorito es mi abuelo Róber’ (que soy yo). Pero luego le preguntaron: ‘¿Y por qué es tu personaje favorito el abuelo Róber?’. Y mi nieto respondió: ‘Porque es amigo de Ricky Martín”.

jueves, marzo 22, 2007

¿Octavo plagio de Bryce?

Lado B ha localizado un nuevo caso de aparente plagio de Alfredo Bryce. Si no me fallan los cálculos, este sería el octavo artículo cuestionado que aparece en los últimos días, en la prensa y los blogs, luego de la acusación del embajador Oswaldo de Rivero en El Comercio.
Se trata de un breve ensayo publicado en el periódico Ideal de Granada el 19 de enero de 1996. Lo curioso de todo es que el autor, Ángel Esteban, profesor de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Granada, dedica su artículo al propio Alfredo Bryce (de hecho, lo titula "Mi amigo Alfredo Bryce Echenique") y cuenta que al conocer al escritor se sintió "vencido, apabullado, desbordado por su generosidad, sencillez y simpatía". Habría que preguntarnos qué pensaría ahora el profesor Esteban si supiera que Bryce publicó, con algunas ligeras diferencias, el artículo "Amistad, bendito tesoro" en La Nación de Argentina el 29 de diciembre de 1996. Aunque no tengo el dato a la mano, sé que la revista Somos acogió este mismo texto, probablemente también ese año. Pueden leer y comparar ambos artículos en las imágenes de abajo, haciendo clic sobre ellas para aumentarles de tamaño.

Nota del 24 de marzo: Acabo de ubicar el ejemplar de la revista Somos en el que aparece el artículo "Amistad, bendito tesoro". Se trata de Somos Nº 540, del 12 de abril de 1997.



miércoles, marzo 21, 2007

La última de Bryce

Luego de poco más de ocho meses desde la acusación de plagio de Herbert Morote, Alfredo Bryce ha sido nuevamente censurado por el mismo motivo a causa de un artículo publicado en El Comercio el pasado domingo 18 de marzo. El embajador Oswaldo de Rivero envió ayer una carta al diario quejándose que el artículo “Potencias sin poder”, firmado por Bryce, era un plagio a otro suyo publicado en la revista Quehacer en marzo de 2005, con el mismo título.
En su respuesta, Alfredo Bryce sostuvo que todo se trata de “una confusión de su secretaria”, pues ella había enviado a El Comercio como suyo el texto del embajador Oswaldo de Rivero. Bryce admitió que tiene el artículo en su bibliografía y que lo emplea como material de consulta “debido a su alta calidad”. La mayor prueba de su inocencia consiste en que la secretaria no envió con el nombre del escritor el artículo mensual al diario, tal como lo había hecho con los envíos anteriores.
El Comercio, por su cuenta, se disculpó con sus lectores y eliminó el artículo de su archivo on line. En su lugar colocó el original con la firma de De Rivero.
Resulta curioso, por decir lo menos, que Alfredo Bryce tenga este tipo de inconvenientes cuando aborda temas de importancia: la educación en el Perú (en el caso del supuesto plagio a Herbert Morote) y los problemas de las grandes potencias mundiales en sus intervenciones militares (en el caso del embajador Oswaldo de Rivero). Eso sí, recomendamos humildemente a Alfredo Bryce que verifique las futuras transcripciones de su secretaria, pues tiende a cambiar palabras y a acortar frases. Por ejemplo, cuando el original dice:
“En un mundo fragmentado como el que estamos viendo surgir”,
la atrevida secretaria escribe:
“En un mundo roto como el que va surgiendo”.
O puede que la frase:
“Se integra globalmente por procesos productivos, corrientes comerciales, flujos financieros, el transporte aéreo, el progreso de las telecomunicaciones por satélite e Internet”
sea reducida a:
“Se integra globalmente por procesos productivos, corrientes comerciales, flujos financieros, etcétera”.
Mucho ojo con esa asistente.

lunes, marzo 12, 2007

El lado oscuro de la luna

Si usted vive en Lima y ha comprado entradas para el concierto de Roger Waters esta noche, échele un ojo a la crónica que Juan Villoro escribió luego del show del ex Pink Floyd en Ciudad de México. Quienes me conocen saben que no digiero muy bien el rock progresivo, pero a eso tendría yo que acotar: "Es cierto, aunque The Dark Side of the Moon me parece un discazo".
El texto completo de Villoro aparece en el primer comentario de este post.

jueves, marzo 08, 2007

Portada de Cien años de soledad


Esta es la portada de la edición de aniversario de Cien años de soledad, revisada por su autor, que presentarán la Real Academia Española y la Asociación de Academias de Lengua Española en el homenaje a Gabriel García Márquez que se realizará el próximo 26 de marzo. El libro contiene un prólogo de Álvaro Mutis, un homenaje de Carlos Fuentes, estudios de Mario Vargas Llosa y Claudio Guillén, y textos sobre Cien años de soledad y la novela hispanoamericana de Pedro Luis Barcia, Juan Gustavo Cobo Borda, Gonzalo Celorio y Sergio Ramírez. El tiraje inicial será de medio millón de ejemplares.

lunes, marzo 05, 2007

¿Rescate de Ribeyro?

El suplemento Dominical de El Comercio publicó ayer el artículo La vocación explicada, de Guillermo Niño de Guzmán. Según la introducción, se trata de "tres textos inéditos"de Alfredo Bryce Echenique, Julio Ramón Ribeyro y Mario Vargas Llosa sobre la vocación literaria. Se dice también que el trabajo de Niño de Guzmán es de "arqueología literaria", pues esas confesiones eran desconocidas hasta ahora.
El caso es que el texto de Ribeyro sí ha sido publicado anteriormente en la página 11 de Asedios a Julio Ramón Ribeyro, de César Ferreira e Ismael Márquez (Fondo Editorial PUCP. Lima, 1996). Como se sabe, Asedios... es una compilación de artículos críticos sobre el autor limeño. No se entiende entonces a qué "rescate" se refiere Niño de Guzmán en este texto específico.
En todo caso, resulta interesante tener a la mano las confesiones de tres de nuestros más grandes narradores a la pregunta "¿Por qué escribe usted?".