
Extraigo un fragmento de la conversación, en el que se menciona a Paul McCartney, que hace unos días cumplió sesenta y cuatro años, la misma edad de Irving:
Concluido el acto, salimos por una puerta trasera camino al restaurante de la segunda noche. Irving me lleva a un aparte y me dice en voz baja: “Seguro que puedes ayudarme con esto... ¿Te acuerdas de la letra de ‘When I’m Sixty-Four’, aquella canción de The Beatles?”. Le respondo que sí. Irving suspira aliviado y entonces me dice, me cuenta: “Es que yo ahora tengo justo sesenta y cuatro años. Esa era la canción que siempre cantábamos, en mi adolescencia, con Richard, mi mejor amigo. A Richard lo mataron en Vietnam. Es decir: nunca llegó a los sesenta y cuatro. Yo sí, y ayer me desperté de golpe, a la madrugada, y descubrí que no recordaba la letra de la canción, de nuestra canción. A ver: ¿empieza con When I get older losing mi mind...?”. Irving canturrea en voz baja y, por primera vez, con voz incierta, temblorosa. Le respondo: “No. Es When I get older losing my hair”. Lo que McCartney piensa que perderá es el pelo y no la razón. Irving suspira aliviado: tanto él como McCartney conservan poderosas cabelleras.
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