
Mi amigo Rolly Valdivia publicó en octubre de 2005 el post "Lima de milagros" y, dos años después, advirtió que su artículo había sido reproducido sin su permiso y con créditos que no eran los suyos en el portal Punoinfo.com. La historia detallada se puede encontrar en este link.
De este suceso desagradable se desprenden con evidencia al menos dos grandes conclusiones:
1. Existe un Ángel Vengador de los Plagiados que, ignoramos cómo o por qué razones, se encarga de hacer públicos los casos de plagio.
2. El arte del plagio requiere de ciertas destrezas, a todas luces poco exploradas por los plagiarios novatos o de escasas aptitudes.
En efecto, Lado B cree indispensable para futuros plagios un poco más de esmero y escrupulosidad en el trabajo, así como el conocimiento de algunas pautas básicas que pone a disposición de sus lectores. Para tal fin, recomienda la lectura del siguiente breve manual, idóneo para los aprendices del temerario oficio del copy and paste:
1. Olvídese del plagio si su artículo será leído en internet. Admítalo: la web ha arruinado el negocio. Se sugiere la copia solo si el plagiario o el plagiado publican en revistas locales o de tiraje limitado.
2. Cultive el estudio de idiomas de escasa popularidad en su localidad y, acto seguido, traduzca artículos de autores de, pongamos por caso, nacionalidad polaca o marroquí.
3. Esfuércese por encontrar un nuevo título al artículo objeto del plagio. Esta recomendación no le asegura el éxito, pero lo librará de aquellos indeseados delatores que no leen más allá de los encabezados.
4. Tenga en la punta de la lengua frases como "fue un error de omisión" o "solo se trató de un descuido", propicias para un futuro descargo.
5. Elija un autor que no piense en demandarlo y que, antes bien, declare que su plagio es en realidad un juego, una complicidad literaria, un gesto de des-autor-ización de la propiedad privada.
6. Si el plagiado llegase a elevar una queja en Indecopi, procure que la pericia sea realizada por un conocido suyo, de ser posible un autor con quien mantenga la ya mencionada complicidad literaria.
7. Si el plagiado no lo demanda, pida disculpas de inmediato, lávese las manos y culpe del hecho al investigador que usted contrató para elaborar su texto. Al mismo tiempo, precise que el alcance coloquial del vocablo plagio es muy aparatoso para su gusto. "Plagio —apúrese a decir— es lo que le hicieron a Nicolás Yerovi con una novela, o lo que hizo un abogado hace un año cuando se levantó un editorial completo de Tomás Eloy Martínez y lo publicó con su nombre en un diario".
8. Si su plagio es descubierto apenas por uno o dos administradores de blogs, hágase el desentendido, silbe una tonada alegre mirando la luna y siga con su labor.
9. No dude en cobrar su salario en el medio en el que publica su plagio. Elegir el texto que se copia, entre decenas o quizá cientos de artículos, con el consecuente desgaste intelectual que esto implica, no es tarea sencilla.
10. Cuídese del Ángel Vengador de los Plagiados. Huya del país o cámbiese de identidad si se entromete en su camino.
De este suceso desagradable se desprenden con evidencia al menos dos grandes conclusiones:
1. Existe un Ángel Vengador de los Plagiados que, ignoramos cómo o por qué razones, se encarga de hacer públicos los casos de plagio.
2. El arte del plagio requiere de ciertas destrezas, a todas luces poco exploradas por los plagiarios novatos o de escasas aptitudes.
En efecto, Lado B cree indispensable para futuros plagios un poco más de esmero y escrupulosidad en el trabajo, así como el conocimiento de algunas pautas básicas que pone a disposición de sus lectores. Para tal fin, recomienda la lectura del siguiente breve manual, idóneo para los aprendices del temerario oficio del copy and paste:
1. Olvídese del plagio si su artículo será leído en internet. Admítalo: la web ha arruinado el negocio. Se sugiere la copia solo si el plagiario o el plagiado publican en revistas locales o de tiraje limitado.
2. Cultive el estudio de idiomas de escasa popularidad en su localidad y, acto seguido, traduzca artículos de autores de, pongamos por caso, nacionalidad polaca o marroquí.
3. Esfuércese por encontrar un nuevo título al artículo objeto del plagio. Esta recomendación no le asegura el éxito, pero lo librará de aquellos indeseados delatores que no leen más allá de los encabezados.
4. Tenga en la punta de la lengua frases como "fue un error de omisión" o "solo se trató de un descuido", propicias para un futuro descargo.
5. Elija un autor que no piense en demandarlo y que, antes bien, declare que su plagio es en realidad un juego, una complicidad literaria, un gesto de des-autor-ización de la propiedad privada.
6. Si el plagiado llegase a elevar una queja en Indecopi, procure que la pericia sea realizada por un conocido suyo, de ser posible un autor con quien mantenga la ya mencionada complicidad literaria.
7. Si el plagiado no lo demanda, pida disculpas de inmediato, lávese las manos y culpe del hecho al investigador que usted contrató para elaborar su texto. Al mismo tiempo, precise que el alcance coloquial del vocablo plagio es muy aparatoso para su gusto. "Plagio —apúrese a decir— es lo que le hicieron a Nicolás Yerovi con una novela, o lo que hizo un abogado hace un año cuando se levantó un editorial completo de Tomás Eloy Martínez y lo publicó con su nombre en un diario".
8. Si su plagio es descubierto apenas por uno o dos administradores de blogs, hágase el desentendido, silbe una tonada alegre mirando la luna y siga con su labor.
9. No dude en cobrar su salario en el medio en el que publica su plagio. Elegir el texto que se copia, entre decenas o quizá cientos de artículos, con el consecuente desgaste intelectual que esto implica, no es tarea sencilla.
10. Cuídese del Ángel Vengador de los Plagiados. Huya del país o cámbiese de identidad si se entromete en su camino.