Ya no hace falta leer traducciones de Bukowski en Anagrama. Acá en el Perú podemos encontrar el siguiente par de buenos ejemplos (los subrayados son de este blogger):
«Juliaca, Perú», de Pedro Salinas. Etiqueta Negra, nro 61, p. 46
Juliaca parecía una creación de Stephen King luego de una mala siesta. Bulliciosa. Maloliente. Caótica. «¡Coño, y ahora cómo hago para salir de aquí!», fue mi primer pensamiento al sentirme engullido por ese lugar.
«Mentiras piadosas», de Renato Cisneros. Busco Novia, Aguilar
Cuando te dicen: «Sabes que siempre vas a ser el hombre más importante de mi vida. Nunca nadie me ha hecho sentir como tú, pero debes entender que ahora tengo cosas personales que superar y terminar de entender. Estoy tan confundida que ni yo misma me entiendo». ¡Joder! ¡Nunca digan eso, por Dios! Si van a clavar un puñal, háganlo sin misericordia, porque a la larga esa piedad de utilería es más nociva de lo que creen.
_
ResponderBorrar¡Jolines, macho...! Totalmente de acuerdo. En el primer caso lo primero que a uno se le ocurre en vez de ese "¡Coño!" tan gallego es un peruanísimo "!Chucha¡", el cual surte el mismo efecto de sorpresa / angustia. En el segundo caso, cabe mucho mejor un severo "¡Puta madre!".
Salvo error u omisión.