Un fanático de la selección inglesa de fútbol acaba de comprar una póliza de 1,85 millones de dólares, para recuperarse del hipotético trauma que le ocasionaría la eliminación de su equipo en la primera ronda del Mundial Alemania 2006. Paul Hucker, el hincha en cuestión, solo canceló 195 dólares por el seguro. Si desea cobrar la extraordinaria suma, la selección inglesa no solo debe ser eliminada. Cinco comentaristas deportivos deben certificar que esta eliminación fue prematura y un médico debe demostrar que este hecho causó un trauma mental a nuestro simpático Hucker. Ya lo imagino haciéndole vivas a los cuadros de Suecia, Paraguay y Trinidad y Tobago, que integran junto a Inglaterra el grupo B del certamen. Y lo veo también con una amplia sonrisa tras enterarse de la terrible lesión del destructor Wayne Rooney.
Una póliza de ese tipo sería irrealizable en un país como el nuestro, con una selección acostumbrada a las derrotas por goleada en casa y de visita. ¿Pero cabría la posibilidad de un seguro semejante para las desazones que nos causan los libros? Tengo en mi lista varias novelas por leer, entre ellas Abril rojo y Travesuras de una niña mala. Estoy entusiasmadísimo por las reseñas que he revisado sobre ambas. ¿Seguros El Pacífico me daría medio milloncito si no me gusta el último Vargas Llosa?
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