miércoles, octubre 26, 2005
El mejor título de la literatura peruana
¿Cuál es el mejor título de un libro peruano en prosa? Sin dudar y con los ojos cerrados se podría mencionar a El mundo es ancho y ajeno, la novela más ambiciosa de Ciro Alegría. ¿Qué hace tan bello a este título? Pues que nos da la idea de un espacio distante e incluso violento, pero sin hacer referencia a ninguna expresión tosca o precipitada. Medalla de oro, evidentemente.
No muy lejos se encuentra La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, que tuvo dos títulos previos bastante indignos para tan estupenda novela. Uno fue La morada del héroe, que aludía a la estatua de Leoncio Prado en el colegio militar, y el otro fue Los impostores, dirigido explícitamente a la pésima educación castrense. Con este último la novela ganó el premio Biblioteca Breve de Seix Barral, pero se cambió a tiempo por La ciudad y los perros, en referencia a la tensa relación entre los cadetes más jóvenes del Leoncio Prado (llamados "perros") y el medio que los cobija, una cada vez más grande y tumultuosa ciudad de Lima. De este modo Vargas Llosa se aseguraba, además, un título muy adecuado para sus conocidas aspiraciones de escribir una “novela total”.
Ribeyro fue también un autor de títulos notables. Algunos de sus cuentos tienen una deliciosa musicalidad (“El marqués y los gavilanes” o “Tristes querellas en la vieja quinta”), pero sus libros son mucho mejores: Tres historias sublevantes, Las botellas y los hombres o Los gallinazos sin plumas (una alegoría de los niños que buscan comida entre los desperdicios de Lima). El nombre de su diario personal, La tentación del fracaso, es igualmente maravilloso. Sin embargo, el mejor título es el que agrupa a sus cuentos completos, La palabra del mudo, en alusión a la voz del marginal o del oprimido.
Por otra parte, Ribeyro fue quien le dio el nombre al primer conjunto de relatos de Alfredo Bryce (en la foto). Ribeyro leyó el manuscrito y dijo: “Esto apesta a huerto cerrado”, y, como sabemos, así se quedó. Bryce había pensado ponerle El camino es así, título con cierto aire moralista y presuntuoso que no le venía nada bien al libro.
Por fortuna, Bryce aprendió la lección y con los años produjo algunos títulos memorables. ¿Alguien podría pensar un título mejor para una novela como La vida exagerada de Martín Romaña? ¿Existe en la literatura peruana un nombre más juguetón y divertido que La amigdalitis de Tarzán? ¿O no es acaso Permiso para vivir un título magnífico para un volumen de memorias?
Oswaldo Reynoso tiene al menos dos títulos brillantes: El escarabajo y el hombre y En octubre no hay milagros. Como anécdota, se cuenta que Manuel Scorza cambió el nombre de su excelente libro de relatos Los inocentes por Lima en rock, un título tan ridículo como desatinadamente “comercial”.
Otros títulos espléndidos son: Diamantes y pedernales de José María Arguedas, No una, sino muchas muertes de Enrique Congrains, El viejo saurio se retira de Miguel Gutiérrez, Tierra de caléndula de Gregorio Martínez, Monólogo desde las tinieblas de Antonio Gálvez Ronceros, La vida a plazos de don Jacobo Lerner de Isaac Goldemberg, Primera muerte de María de Jorge Eduardo Eielson, La paraca viene del sur de José Hidalgo, Las fotografías de Frances Farmer de Iván Thays, Al final de la calle de Óscar Malca y Un descapotable en invierno de Patrick Rosas.
Paren el mundo que acá me bajo fue el título provisorio del primer libro de relatos de Fernando Ampuero. Es absolutamente ingenioso, pero, hasta donde tengo entendido, se trata de una frase del gran Groucho Marx. En todo caso, Deliremos juntos es también un título destacable entre todos los que he citado en este post.
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7 comentarios:
Saludos!
Alguna vez oí que Bryce suele colocar el tìtulo primero y a partir de ahì, comenzar a escribir la historia.
Algo asì me pasa, sin que eso implique ser algo.
Cuídate un verso, no sabía que te interesaba la literatura.
Algo para leer?
Y QUE TAL
'TRILCE"??? DULCE + TRISTE DEL EXCEPCIONAL CESAR VALLEJO. BUEN POST INTERESANTE Y REFRESCANTE.
SALUDOS ZARITA
Creo que un buen título es aquel que, además de sonar bien, contundente, está en estrecha relación con el contenido de la obra que titula. Por ejemplo, Conversación en La Catedral me parece un gran título, por su perfecta adecuación con la novela; otro gran título, por las mismas razones: Cien años de soledad, ya no circunscribiéndonos a la literatura peruana.
Una cosa que es una pena: un título que parece rotundo, que es adecuado para la obra que titula, siendo ésta es mediocre: En octubre no hay milagros. ¿O será mejor decir que la novela es indigna del título?
Bueno, Maga, no todo es música en la vida. Ya nos vemos en el foro. Un beso.
Zaratustra, tienes razón, Trilce es un gran nombre. En realidad, en la poesía peruana hay muy buenos títulos, sobre los que espero escribir pronto. Un abrazo.
Javier, amigo Diablo Guardián, de acuerdo contigo. Solo recuerda una novela de Hemingway de título bellísimo: A través del río y entre los árboles. La crítica despedazó el libro y, por mi parte, nunca pasé de la página diez. Saludos.
Buena incursión en la literatura peruana. Me has dejado pensando en algunos títulos. Habría que dejarte como tarea la literatura foránea.
Saludos.
Laboriosa tarea me has dejado, Óscar, pero me comprometo a hacerla. Saludos.
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